Considerada por muchos la ciudad más completa por su estilosa arquitectura, su magnífica Playa de la Concha y su característico nivel de vida. Es uno de los destinos más tranquilos y atractivos de la península gracias a su gente, su gastronomía y su cultura. Aprovechar tres días en San Sebastián significa no parar de descubrir.
Aunque la ciudad fue durante muchos siglos algo más que un puerto pesquero, fue a partir de 1174 cuando consiguió el autogobierno gracias al Reino de Navarra, que quería aprovechar su salida al mar. Desde entonces, debido a su interés militar y portuario, ha sufrido el paso de las guerras hasta el siglo XIX, que fue ocupada por las tropas napoleónicas. Este hecho marcó un precedente, puesto que la ciudad sufrió un asedio y un incendio que obligó a reconstruirla antes de las Guerras Carlistas. A pesar de estas últimas, la ciudad prosperaba a gran velocidad y su expansión generó polémica (debido a la demolición de sus murallas). A principios del siglo XX llegó su cambio más sustancial, la Belle Époque, que transformó su devenir, puesto que se ha mantenido esa caracterización tan peculiar que hoy la convierte en una población muy distinguida.
Cómo llegar y dónde alojarnos para disfrutar de San Sebastián en tres días
Debido a su ubicación, llegar puede ser sencillo y arduo a la vez. Se puede aprovechar la cercanía con Bilbao (100 km) y hacer uso de su aeropuerto, aunque ya implica un doble desplazamiento. Eso sí, para los que vienen desde las islas o un punto muy meridional, es lo mejor. Después se trata de coger un autobús de Lurraldebus, Pesa, o Alsa, con una frecuencia muy alta. Los peajes vuelven a ser un escollo una vez más para los accesos en carretera, y la cosa no mejora en la ciudad por el precio de los párkings, aunque si el hotel no lo incluye, podéis dejarlo cerca del estadio de forma gratuita y después moveros con transporte público.
Ojo a los alojamientos. Hay mucha diferencia de precio entre verano y el resto. Si bien la tarifa base ya es cara, hay alguna posibilidad viajando en primavera y otoño para reducir costes. De todas formas, las pensiones están muy bien ubicadas y son la mejor opción. Sobre todo San Martín y Urumea. Si queréis un hotel económico tenéis el Avenida, pero está en Igueldo (se compensa con su párking y buena comunicación con transporte público).
El planning perfecto para conocer San Sebastián en tres días
El centro es asequible andando, solamente recurriremos al funicular para el Monte Igueldo y Urgull si lo que queremos es rebajar el esfuerzo, aunque si no llueve, las rutas son muy agradables.
El primer día nos centraremos en lo más conocido:
- Monte Igueldo: se puede acceder en un peculiar funicular o andando. En este lugar se reúnen pasado y presente, porque está presidido por un antiguo parque de atracciones de los que ya no quedan. Sin embargo, podrás disfrutar también de las vistas más emblemáticas de la ciudad y su bahía.
- Playa de la Concha: una de las más famosas playas urbanas del mundo. Su popularidad por el surf o la belleza de su arena con elegantes edificios a sus espaldas constituyen una de las zonas más animadas y transitadas del municipio. Gracias a su proximidad con el centro no tendréis que desplazaros mucho para disfrutar de los populares pintxos mientras os regocijáis con unas maravillosas vistas.
- Palacio de Miramar: es un palacio de estilo inglés construido en 1893 por encargo de la Casa Real española. La regente María Cristina fue su principal valedora, debido a su estrecha relación con los veraneos en la ciudad. Actualmente solo se pueden visitar sus jardines y un túnel bajo su parcela que ofrece información interactiva y que por la noche muestra una espectacular iluminación.
- Peine del Viento: ver cómo las olas se rompen frente a esta moderna escultura de Chillida es una imagen icónica. Se construyó en 1977 y se compone de tres piezas que marca el final del Paseo de la Concha, dando una sensación de conclusión cuando se llega allí. Los vientos fuertes son frecuentes, así que es fácil que lo veáis en todo su esplendor.
- Isla de Santa Clara: en el medio de la bahía, esta isla tiene un promontorio de 48 metros de altura que se divisa desde grandes distancias. Posee también una pequeña playa a la que solo se accede en marea baja. Desde el puerto de San Sebastián salen barcos abarrotados cada media hora, así que planifica tu visita. Si eres amante de la vida natural, llévate prismáticos, puesto que hay muchas especies exóticas durante todo el año.
El segundo día conoceremos los aledaños del casco viejo:
- Parte Vieja: similar a la de Bilbao, un entramado de calles llenas de bares que siempre están copados de turistas y gente local. A finales de la dictadura de Franco comenzó su auge, aunque la mayoría de los edificios son del siglo XIX, que se erigieron alrededor de la antigua muralla de la ciudad. Si os acercáis al puerto, podréis ver una línea de casas muy peculiar frente al monte Urgull, que componen una foto espectacular. Considerad la comida de aquí aprovechando el pescado fresco.
- Plaza de la Constitución: el corazón de la Parte Vieja. Su edificio central fue el ayuntamiento hasta los años 40. Os preguntaréis, ¿por qué los coloridos edificios que lo rodean tienen unos balcones con números impresos? La respuesta es que en su pasado, esta plaza hacía también las funciones de coso taurino.
- Museo de San Telmo: en plena zona antigua existe un antiguo convento de dominicos del siglo XVI que hoy alberga el Museo de San Telmo. Posee un claustro de estilo renacentista y una iglesia decorada con lienzos de José María Sert. Fue un cuartel de artillería que sufrió una completa renovación en 2011, para dar cobijo a exposiciones que muestran la evolución de la sociedad vasca.
- Catedral del Buen Pastor: la estructura religiosa de mayor tamaño de la ciudad es uno de los mejores ejemplos de arquitectura neogótica del país. Se concluyó en 1897 y presenta un diseño de planta rectangular con tres naves. Además de los notables elementos decorativos como las gárgolas y los pináculos, destacan sus vidrieras con imágenes de los 12 apóstoles. En su interior llama la atención el gigantesco órgano, uno de los mayores de toda Europa.
- Jardines de la plaza de Gipuzkoa: un espacio verde lleno de romanticismo y diseñado por un prestigioso jardinero francés. Posee una floricultura sin igual y un lago artificial con bellos cisnes que descansan en tranquilidad. Al otro lado del lago también hay un estanque con nenúfares y un complejo templete meteorológico.
El último día aprovecharemos para realizar excursiones:
- Playa Zurriola: al inicio del siglo XX fue designada como una zona de recreo para la aristocracia, pero actualmente constituye una moderna zona de senderismo de la ciudad. Destacan sus edificios vanguardistas como el Kursaal, o el renovado Albergue de Ulía. También se puede apreciar la belleza del Monte Ulía, un parque natural al extremo de la ciudad con itinerarios muy atractivos.
- Monte Urgull: una atalaya sobre el mar y la ciudad, que explica la historia militar de la ciudad. En el siglo XII era una fortaleza militar bajo continuos asedios. Si recorres su sendero oficial, atravesarás un paraje arbolado que te ofrecerá una perspectiva diferente de la ciudad, tras observar las huellas de su historia. Se concluye en la cima, con la impresionante estatua del Sagrado Corazón y las fortificaciones del Castillo de la Mota.
- Zumaia: esta villa es un antiguo centro de veraneo que tuvo una importante actividad industrial. El recorrido por el casco antiguo podría llevar una mañana si nos centramos en el desarrollo del municipio. No obstante, recomendamos encarecidamente la Ruta del Flysch, que muestra la costa vertical tan característica de la zona y que supone un importante atractivo para el estudio de la historia geológica de la Tierra. Su segunda gran atracción es la Ermita de San Telmo, con unas espectaculares vistas sobre una de las playas preferidas por los surfistas y con una reciente popularidad debida a la película “Ocho apellidos vascos”.
Si en Bilbao disfrutasteis con los pintxos, San Sebastián no se queda corto. La Gilda es su estrella, en homenaje a Rita Hayworth, pero la variedad gastronómica es abrumadora. Para los que quieran, también hay muchas estrellas Michelín que pondrán a prueba sus paladares. Para ambos preparad la cartera, aunque no os arrepentiréis. Todos tienen algo, pero unas opciones muy recomendables son: Borda Berri, Txepetxa y Casa Urola en la zona vieja. No obstante en Zurrriola hay buen ambiente y menos colapsado, como el Bar Campero, donde puedes coger un buen bocadillo y disfrutar de la playa.
Gastronómicamente no tiene fin, y culturalmente es la mejor manera de comenzar a conocer Guipúzcoa, además que seguro que repetiréis para conocer más detalles de la zona.
Ciudad maravillosa, muy bien la planificación,los sitios recomendados estupendos, un 10 en puntacion
¡Muchas gracias por el comentario!