Hoy nos detendremos en una región que ha sido esculpida por la orografía y la historia de una manera asombrosa. Bellos atardeceres sobre su costa y sus municipios nos ofrecerán una imagen de una Francia alejada de los lujosos reinos, para adentrarnos en sus orígenes.
Esta región fue poblada inicialmente por tribus celtas, pero ya en el año 56 a.C. formó parte de la Galia Romana. Los francos se instalaron en la zona una vez caído el Imperio Romano en el siglo V, y fue entonces cuando se fomentó el desarrollo del monacato cristiano, que se ve en sus numerosas abadías. Los invasores vikingos devastaron la región mucho después, así como la Guerra de los Cien Años y las Guerras de Religión, puesto que esta zona fue un núcleo del protestantismo. No le fue mejor en el siglo XX, debido a los efectos causados tras la II Guerra Mundial. Aún así, ha sabido sobreponerse a las adversidades y desde 1956 hay dos departamentos administrativos que han contribuido a un magnífico crecimiento del sector turístico, aunque desde 2016 se volvieron a unificar.
Cómo llegar y dónde alojarnos para disfrutar de Normandía en tres días
Hay muchas posibilidades de llegar a esta región. Si viajamos en avión tendremos que fijarnos en las ofertas disponibles a París y después coger el tren desde Saint-Lazare o Montparnasse (menos de 2h). Si voláis al aeropuerto de Beauvais (vuelo low-cost), estaréis más cerca de la región y quizá os convenga alquilar un vehículo para perder menos tiempo. Las compañías OuiBus y FlixBus disponen de varios autobuses a la región normanda a un precio más asequible que el tren. Mirad lo que os compense por tiempo más que por precio, ya que hay tantas opciones que nunca escogeréis una mala.
Como cualquier ruta por una región, nos veremos obligados a realizar pernoctaciones en varias localidades. Aviso: cuanto más pequeño es el municipio, mayor es el precio. Esto se debe principalmente a la escasa oferta. Podemos elegir Ruan como base de operaciones. Tenemos dos hoteles muy aceptables: el Hotel d’Angleterre y el Ibis Champ de Mars. Si después decidimos parar en otros sitios, son buenas opciones el Hotel Courtonne en Caen y Le Bayeux en su homónima villa. Desde aquí nos decantamos por la opción de Ruan como campamento base, al final os resultará más cómodo.
El planning perfecto para conocer Normandía en tres días
Planifiquemos sobre el mapa nuestra hja de ruta.
El primer día nos quedaremos por Ruan:
- Abadía de Saint-Ouen: muchos visitantes la confunden con la catedral debido a su altura (130 m). En el crucero se eleva una famosa torre característica del gótico normando, conocida con el sobrenombre de Corona de Normandía. En su interior destaca su gran órgano Cavaillé-Coll, muy valorado entre los franceses.
- Catedral de Notre-Dame: un imponente edificio de estilo gótico con orígenes primitivos: desde una basílica del siglo I, pasando por el Románico y su aspecto final. En el crucero del transepto posee un cimborrio rematado por una colosal aguja añadida en el siglo XIX, la más alta de Francia. En su interior podemos descubrir muchas personalidades enterradas, como el corazón de Ricardo Corazón de León, Guillermo I y varios duques.
- Iglesia de Saint-Maclou: de estilo gótico flamígero y culminada a principios del siglo XVI. En la fachada occidental se encuentran el rosetón y un increíble porche en arco de círculo de cinco tramos. En su interior apenas hay capiteles para permitir la entrada de la luz, por eso hay tanto espacio entre los tramos. Después de la II Guerra Mundial sufrió una restauración completa.
Palacio de Justicia: es el edificio gótico no religioso más grande de Francia y ha sufrido varias ampliaciones con estilos que definen al gobernante de la época. Bajo él se ha encontrado el monumento judío más antiguo de Europa, la Casa Sublime. - Plaza del Viejo Mercado: esta plaza fue el escenario donde Juana de Arco murió en la hoguera; por esa razón se erige una enorme cruz en el mismo lugar donde se ubicó la hoguera. La iglesia de Santa Juana de Arco que podemos ver allí es más moderna, pero tiene una doble función: memorial civil y religioso.
El segundo día nos acercaremos a Le Havre y finalizaremos en Caen:
- Centro urbano: fue declarado patrimonio mundial de la humanidad por la Unesco en 2005 porque supone un ejemplo de la arquitectura y del urbanismo posterior a la guerra. Es uno de los pocos lugares contemporáneos inscritos en Europa, que se une a las obras de Antoni Gaudí, en Barcelona (link a Barcelona), a las casas Art Nouveau de Victor Horta en Bélgica, y a la fábrica siderúrgica de Völklingen en Alemania.
- Iglesia de Saint-Joseph: como el centro urbano, fue reconstruido en el siglo XIX. Es el primer monumento de la ciudad que se ve desde el mar. La renovación del arte sacro, la abstracción lírica de los años 50 y las modificaciones litúrgicas del Concilio Vaticano II, fueron aplicadas en la sucesiva modernización del edificio.
- El Volcán: espacio cultural de la ciudad obra de Oscar Niemeyer. Está construido con hormigón pintado en blanco con formas curvadas y libres buscando alcanzar un aspecto poético proveniente del movimiento moderno. El conjunto incluye dos volúmenes distintos: el más alto acoge un teatro y una sala de cine; el segundo acoge una sala de músicas actuales.
- MuMa: es el primer museo después del de Orsay de Paris en cuanto a colecciones impresionistas. La ciudad vio nacer o crecer a artistas como Monet, Dubuffet o Braque. Se inauguró en 1961 y es famoso por sus colecciones de finales del siglo XIX y del siglo XX. Gracias a una reciente donación, el museo presenta también obras de Renoir, Sisley, Degas o Courbet.
- Iglesia Saint-Pierre: se encuentra frente al Castillo Ducal de Guillermo El Conquistador. El actual edificio fue construido entre los siglos XIII y XVI. El coro interior y el ábside exterior muestran una arquitectura que encarna la transición del Gótico al Renacimiento.
- Abadía de las Damas y su iglesia de la Trinidad: una obra maestra de la arquitectura románica normanda. Son imprescindibles el claustro, la gran escalera, la cripta y la tumba de Matilde de Flandes. Junto a él se ubica el Parque Michel d’Ornano, de estilo francés del siglo XVIII, que ofrece una bella vista panorámica de la ciudad.
El tercer día visitaremos Omaha, Bayeux y Saint Michel:
- Memorial de Caen: puesto que este día rendiremos homenaje al famoso Día D, empezaremos desde Caen visitando este museo dedicado al desembarco y la liberación del pueblo. En el exterior hay 3 jardines conmemorativos a las naciones aliadas que ayudaron en el conflicto.
- Playa de Omaha: las importantes pérdidas que vivieron las tropas americanas le vallieron el apodo de “Omaha la sangrienta”. En la playa de Saint-Laurent-sur-Mer se encuentra la Estatua de Los Valientes. También en 1956 se inauguró el cementerio americano de Colleville. Su estampa de casi 10.000 lápidas perfectamente alineadas en una explanada de césped transmite mucha emoción.
- Bayeux: muchos turistas llegan hasta aquí para ver el famoso Tapiz de la Reina Matilde, pero hay más atractivos que justifican una visita a este lugar. Un ejemplo es la Catedral, hogar original del tapiz, y la Rue Saint-Jean, arteria principal del municipio. Si queréis seguir rememorando la II Guerra Mundial, también hay un Museo de la Batalla de Normandía, muy completo.
- Monte Saint-Michel: es una pequeña isla rocosa del estuario del río Couesnon. Debe su nombre a la abadía consagrada al culto del arcángel san Miguel. La bahía es el teatro de las mayores mareas de Europa continental, ya que cuando la marea supera el coeficiente 110, el Monte se convierte en isla durante unas horas (el agua cubre el dique sumergible y la roca se queda sin acceso al continente. Para observar este fenómeno, hay que estar presente 2 horas antes del horario de plena mar. Se puede observar el fenómeno desde las murallas, la terraza oeste o el nuevo puente-pasarela. Desde la bahía hay puntos de observación privilegiados como la Roche Torin en Courtils, Grouin del Sur, Vains-Saint-Léonard y Gué de l’Epine en Val-Saint-Père, entre otros.
Si algo nos gusta del país vecino es su gastronomía. Mucho contraste con las regiones colindantes (y la influencia del mar), sin renunciar a ese toque campero que le dota de mucha personalidad, como el pato o ganso guisado. En Ruan tenemos las archiconocidas crêpes de La Cornaelle, pero también hay guisos en Un Grain De. Una buena cena con sidra de la región también es apetecible, para ello podéis probar Le Grenier en Caen. En Le Havre recomendamos un sitio que no es grandioso, pero sí lo son sus vistas: Le Petite Rade. Finalmente, podéis probar unas gallettes en Bayeux, bajo un acogedor ambiente en Au Luois d’Or.
La costa norte de Francia es ilimitada, tendréis un marco de opciones muy variado donde elegir, y si tenéis tiempo, podéis combinarlo con Bretaña. Francia no es solo París o su costa azul, el encanto rural que se respira en el norte es inigualable.
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