Comenzamos un viaje a Bélgica visitando su capital y una pequeña localidad que se encuentra cerca. Si no incluyo Brujas ni Gante no significa que sea una visita descafeinada, sino que los he dejado para otro capítulo. Es mejor centrarse en ver bien estas dos ciudades en 3 días que verlo todo corriendo. Comprobaréis que las comunicaciones en Bélgica son muy eficientes, así que si disponéis de más días, las otras opciones son perfectamente complementarias.
Bruselas es la capital del país y la capital administrativa de la Unión Europea. Dista mucho de lo que fue originalmente, ya que fue fundada en la Alta Edad Media en un área pantanosa con arroyos que formaban islas. En la más elevada de las islas se construyó una ermita y en torno a esa ermita se estableció el burgo (en neerlandés medieval: broek (pantano) y sell (ermita), y de ahí viene el nombre de Bruselas). Más tarde fue capital flamenca y ocupada por las tropas españolas, pero en la Edad Contemporánea adquiere más protagonismo internacional con la Primera Exposición Internacional y finalmente con la constitución de sede de la Comunidad Europea. Lovaina siempre ha estado asociada a la capital gracias a su universidad desde 1425. También fue un centro comercial muy importante y, aunque tras las dos guerras mundiales sufrió daños considerables, la ciudad sigue en auge por sus avances en la investigación académica.
Cómo llegar y dónde alojarnos para disfrutar de Bruselas y Lovaina en tres días
La mejor opción para llegar son los aeropuertos de Charleroi y Zaventem. El primero se encuentra a una distancia de 46km y es el más utilizado por las compañías de bajo coste. La opción más económica es coger el autobús Brussels City Shuttle, que deja en Gare du Midi. Si lo miras con antelación puede salirte mucho más barato. También hay una opción ligeramente más rápida, que es ir hasta la estación de tren de Charleroi en bus y desde allí coger un cercanías, pero sobrepasa los 15€ por persona y trayecto. Zaventem está a 13km y ofrece un tren con SNCB, que en menos de 20min deja en la Gare Central. Podremos utilizar los aeropuertos indistintamente, según nos convenga, para realizar nuestro viaje. Muchas ciudades de España están comunicadas gracias a las aerolíneas low-cost y si vamos en primavera, los precios son muy bajos. Prestad atención al tren si venís desde París o Centroeuropa, ya que hay muy buenas combinaciones hasta Bruselas. El día que nos acerquemos a Lovaina, cogeremos un tren desde la Estación Central, que nos dejará allí en media hora.
Hay infinitas opciones de alojamiento en Bruselas. Dado que es una ciudad con mucha actividad de congresos, nos será fácil y económico descansar en el mismo centro. Como suele ser habitual la cadena Ibis, ofrece una de las mejores opciones, pero no dejéis sin mirar el Motel One y el Bedford. Todas son opciones muy válidas.
El planning perfecto para conocer Bruselas y Lovaina en tres días
Dejemos el equipaje y salgamos a recorrer a pie lo más céntrico el primer día.
Las primeras opciones son las más populares de la capital:
- Galerías de San Huberto: las tiendas de chocolate más lujosas se encuentran aquí. Construidas en el siglo XIX, las galerías atraen a los turistas y locales que quieren disfrutar de un buen chocolate o descansar en una de las cafeterías. Son similares a las de Milán, y gracias al techo acristalado podrás disfrutar de este lugar en cualquier época del año.
- Grand Place: el centro de la ciudad. Se empezó a construir en 1523 y sus edificios albergaban todos los gremios de la capital. En primavera colocan un auténtico festival de flores que le da un color único. Si puedes, aprovecha para visitar el museo de la ciudad.
- Palacio de Justicia: la construcción de este edificio neoclásico hizo que todo un barrio tuviera que desplazarse. Nada más llegar, la imagen es espectacular, miles de profesionales entrando y saliendo de un inmueble más grande que la basílica de San Pedro de Roma. La entrada es gratuita mientras estés en horario laboral, así que aprovecha y piérdete por sus pasillos y admira la escultura de Pierre Armand Cattier en la entrada.
- Manneken Pis: no es que sea gran cosa, pero es uno de los símbolos de la ciudad. Una pequeña fuente de bronce cerca de la Grand Place, que fue fabricada en 1619. Lo que ves es una réplica, ya que ha sido objeto constante de robos. Aprovecha para comprar los típicos recuerdos y disfrutar de un delicioso gofre mientras ves la fuente. Su homólogo en femenino también está cerca, frente a una famosa cervecería.
Para el segundo día visitaremos la ciudad universitaria de Lovaina:
- Ayuntamiento: un magnífico edificio de estilo gótico finalizado en 1469. Está lleno de figuras de santos, esculturas de famosos artistas y pinturas de los antiguos alcaldes de la ciudad. Se conservan en un estado magnífico a pesar de los incendios que asolaron la ciudad.
- Plaza Oude Markt: conocida sobre todo por su vida nocturna, la plaza del mercado incluye más de 40 cafeterías y bares. Es conocida como la “barra más grande” de Europa, y no es broma. Vive la vida estudiantil y tómate una cerveza en la plaza, no te arrepentirás.
- Museo M: construido sobre un museo más antiguo, alberga la colección de arte de Lovaina. Arranca con las obras históricas de la época gótica hasta llegar al siglo XIX. También recoge muchas obras de arte contemporáneo y eso ya puede apreciarse desde el exterior, donde el arquitecto integró lo antiguo y lo nuevo con la entrada principal procedente de la facultad de ciencias.
- Gran beaterio: este barrio está un poco alejado del centro, pero podemos acercarnos en bicicleta o autobús. Es un área de unos 100 pequeños edificios que están llenos de apartamentos. Ahora son propiedad de la universidad, aunque en su día eran hogar para mujeres semirreligiosas no casadas durante el siglo XIII.
Para el último día veremos otra zona de Bruselas:
- Atomium: otro de los símbolos más destacados de la capital. Se construyó para la Expo 58 y decidió conservarse para que los turistas tuvieran las mejores vistas de la ciudad. Está diseñado en forma de cristal magnificado y cada una de las esferas mide 18m de diámetro. En todas hay exposiciones, pero una de ellas tiene una permanente dedicada a la Expo 58. Hay un tour turístico que presenta la historia del edificio y su renovación.
- Parc du Cinquantenaire: perfecto si hace un día soleado. En el centro se encuentra el arco del triunfo, que conmemora el 50 aniversario de la independencia de Bélgica. En la zona noroeste del parque se encuentra un monumento conocido como el Templo de las Pasiones Humanas y una gran mezquita. El resto del parque se completa con edificios neoclásicos que recuerdan la grandeza de la ciudad.
- Palacio Real e Iglesia de Nôtre Sablon: el Palacio Real solo abre en verano, pero dependiendo de la fecha en que vayas también merece la pena verlo por fuera. Fue construido en el siglo XIX por el rey de los Países Bajos y tras el reinado de Leopoldo II fue remodelado hasta llegar a su apariencia actual. La iglesia se cree que se construyó durante el siglo XV alrededor de una capilla, pero se añadieron otras posteriormente en el siglo XVII, de ahí su composición tan original.
- Catedral: dedicada a los patrones de Bruselas, St. Michael y St. Gudula. Se erige de forma imponente en el centro histórico. Posee dos torres que terminan en agujas y alcanzan 64m de altura, diseñadas por van Ruysbroeck, el mismo que diseñó el ayuntamiento. En su interior están las tumbas del duque de Brabante y el archiduque Ernesto de Austria. Si vas al atardecer tendrás una imagen única a través de sus vidrieras.
La comida belga no destaca por ser exquisita, pero sí es cierto que al ser Centroeuropa se come variado. En Bruselas tenemos locales muy variopintos, uno de ellos es el Fritland conocido por su “metralleta”, una bandeja de fritos que te dará combustible para 2 días de caminatas. Sin embargo no siempre es así, Chez Leon y Le Prince son restaurantes muy top a un precio muy razonable. No os podéis ir sin probar alguna de las miles de cervezas del Delirium, cuenta con record Guinness de variedad. En Lovaina tenéis dos restaurantes muy auténticos: De Werf y Croque ‘n’ Roll.
Este viaje por sí solo es muy completo, pero podéis añadir la zona de Flandes si disponéis de más tiempo. A ello le dedicaremos otra entrada más adelante.
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